viernes, 16 de diciembre de 2011

Ritual


“Aprehender la unidad en plena pluralidad, que la unidad
fuera como el vórtice de un torbellino y no la sedimentación
del matecito lavado y frío…” (Rayuela)


Hola. Hola. ¿Por qué tenés esa cara? Porque estoy pensando. ¿En qué? Si es que se puede saber… Pensaba por qué todavía tenés una foto de tu ex mujer. ¿Dónde? Bueno, no importa, olvidate. ¿De qué foto me hablás? ¿De qué mujer? Una sobre la que una vez te dije. Y la buscaste, y me dijiste que sí era tu mujer. Hoy me fijé, de puro chusma, a ver si estaba, y sí. Por eso, me quedé pensando. ¿En uno de los cuadros de la casa? ¿De qué lugar estás hablando? No importa, olvidate. Pero no me contestás. Por algo no la quitaste. No, no importa. Es que no sé dónde la habrás visto, por eso no sé qué decirte. ¿En un cuadro en la casa? Porque quería saber si esa mujer era tu esposa. Entonces me preguntaste dónde estaba la foto y yo te dije que estaba en el portarretratos. Me hacés reír. La buscaste, la encontraste, la viste y me dijiste que sí, que era tu esposa. Por Dios mujer, qué iba yo a saber. Yo creí que la había quitado. Me hacés reír. ¿Qué es lo gracioso? Me hacés reír. Éso es lo gracioso, que vos pienses que yo no la quité por alguna razón en especial, cuando yo no sabía siquiera que esa foto seguía allí. Está bien, reíte solo entonces. Ahora veo si la encuentro y la quito. Adiós. Ahora resulta que te enojás por algo que yo desconocía. Increíble. Entonces el que se queda pensando soy yo. Vos te enojás porque yo tengo una foto de la cual desconocía su existencia, cuando vos sos vecina de tu ex marido y él sigue toda tu vida, hecho acerca del cual yo no digo nada. Bien, ya está hecho, ya la quité. Y dejame decirte que eran más de una, en más de un álbum. Insisto en que no sabía que estaban allí hasta que vos me lo hiciste notar, después me volví a olvidar, hace años que no miro esas fotos. Ahora las quité. No porque vos quisieras, sino para que no me corras con el cuento, pero es la última vez que pasa algo por el estilo. Vos bien sabés que estas cosas (por si no te lo dije antes) no me gustan. Las que pasaron, pasaron, y no se puede negar. Igual que tus ex novios, o ese muchacho que era tu prometido y que aún hoy trabaja con vos y que vive en la cuadra y ve todo lo que hacés o dejás de hacer. Pero che, si tampoco tengo una foto en cada pared de la casa. Somos grandes, ya dejemos de joder con estas cosas. Cuando se te pase la rabia me avisás. Adiós.


…y cada cual su camino, y eso fue lo último que se dijeron.






sábado, 12 de noviembre de 2011

Baldosas similares, veredas diferentes.

  
   No es Dios todo lo que reluce, lo que iba a ser, la mierda que ha sido, y las ganas que ponemos y los tiros por la culata. Las idas, las vueltas, apuestas y aciertos. Lo incierto, lo cierto, lo fácil y lo que aburre. Poner empeño en algo que tarde o temprano hubiera decantado por peso propio, y la responsabilidad de cargar con tus cruces sin la más mínima gana. Sabernos artífices de lo ocurrido y eludir las verdades escondiendo silencios. Estamos acá porque vos nos creaste, somos lo que tus formas dan por fruto, producto de tu ceguera. Vacío, silencio, sombra y olvido. Motivos que nos sobran y el abismo que crece día a día sin que nadie tenga a bien tender un puente. Nos miramos, escuchamos, valoramos y damos por tierra con todo y cuanto pensamos podría haberse logrado. Aquello que juntó los caminos es lo mismo que hoy los ve separarse. Lo que se cree pueda ser  la opción no pasa más que las primeras consideraciones para perder color ante el menor rasguño de la superficie. Esperar, escuchar el golpe en la puerta, dejar atrás la duda y abrir para entender que lo que se esperaba no era más que un concepto, una idea, un mito que nace en recuerdos de tiempos pasados que se perdieron en otras épocas, en otros patios. Y ser como hay que ser, porque no hay más remedio que ser. Comprarse los boletos de esta farsa, ponerlo todo a ganador, golpear el caballo y rodar por la cancha por saludar a la tribuna en lugar de aferrase a las crines. Los espejitos de colores llaman la atención, pero no sirven como tales. Hoy nos miramos de reojo mientras las corrientes siguen su curso. Nos llamamos a la ignorancia y nos jactamos de ser felices, presos de la falta de destreza y de la fascinación por nuestro propio ombligo. Los senderos se bifurcan y nosotros contentos. Las voces cada vez más quedas, los cruces a puro cinismo. Si te he visto no me acuerdo y tocá-che-negro-rada que acá no pasa nada. Mismos pinceles, otras pinturas. Misma canción, distintas pistas. Baldosas similares, veredas diferentes.


domingo, 2 de octubre de 2011

El Bosque detrás del Árbol

  
   Andabas, sin pensar. No previendo, y andabas. Cuando menos lo esperabas te viste acorralado. Cercado por tus dudas y tus miedos, te viste de repente en un rincón, y nadie te sacaba. Hacía frío, estabas solo. Se acercaron y te preguntaron, y ya no teniendo a dónde correr, dijiste. Y no era, eso no era. Respondiste, como querían, pero no era lo que esperaban escuchar. Fue todo en vano, confuso. Te escuchaste hablar y del otro lado sólo encontraste silencio, un vacío, un antirruido. La no-respuesta fue peor que un castigo, cualquier pena hubiera sido mejor que la que te dictaban, pero ya no hubo salida, no hubo por dónde. Y la nada dolió. Ese estado nulo de consciencia que te mostraron te jodió tanto que dudaste de los propósitos de tu gesta, pero era tarde, siempre es tarde. Terminaste por no saber cuán caro había salido ser valiente, y no entendiste nada. Fuiste el bosque detrás del árbol, fuiste las respuestas que no pronunciaron. Todo era tocar fondo para volver a salir, pero el precio de volver a tomar impulso fue quedar empantanado. Ya no va a haber nadie que lave el barro, ni aún la lluvia. El manto de piedad que tiraron sobre vos te cubrió y ya no viste nada. Olvidaron a lo que habías venido y te sacaron a la fuerza del camino. Te invitaron a retirarte del tema a fuerza de silencios incómodos y risas nerviosas, y quisiste no haber dicho nada, pero había que hacerlo.

   El futuro, en todo su esplendor, se muestra incierto, en lo más crudo de la palabra. Quedaste del otro lado del asunto y enfrente terminarán por levantar una pared que no te va a dejar ver; no vas a saber qué es lo que pasa, ya no más. El exilio es lo que se presenta como más factible, y está bien, debe estar bien. Cuando las crónicas recuerden los hechos de ese día, vas a ser el primero en querer ganarle al olvido, y vas a dar batalla para que recuerden de qué se trata todo; porque de éso se trata todo. En el final de los días, tu rival va a pretender que nada pasó, aunque va a saber que no fue así. Querrá firmar la paz, pero vos no vas a fumar esa pipa. Y vas a volver a la carga, siempre con tu carga. Y vas a entrar en su casa, en esa casa, aunque sea por un rato, aunque más no sea para saltar definitivamente por su ventana.


viernes, 22 de julio de 2011

Fragmento


   Hasta que se decidieron a entrar. Nadie lo había hecho hasta entonces, pues aquella era la casa más espantosa que se había visto jamás. Se contaba que tras una extraña puerta se encontraba un gran secreto esperando a ser descubierto. Pero nadie se atrevía a entrar, pues se decía también que quien cruzaba esa puerta no volvía a ver la luz.
   Una vez que reunieron valor, se decidieron a entrar. Dos personas, una joven y un hombre. El hombre entraba convencido por la muchacha, quien decía no tener miedo ya, y se mostraba muy segura de sí misma.
   Al entrar en la casa, se encontraron en una sala, oscura, como habría de serlo el resto de la vieja casona. Subieron la escalera, llegaron a un gran pasillo con más de diez puertas, y, asombrados, se miraron entre ellos. Todas las entradas eran normales, menos la última; aquella parecía de un material muy duro y pesado.
   La chica empezó a caminar al tiempo que el hombre le decía “Estoy asustado, tengo miedo de entrar, me voy a quedar adentro…”. “Yo no” dijo la muchacha, muy tranquila. “Sí! Si entramos nos vamos a quedar ahí!”. “Yo no” volvió a decir la chica. Y lo único que contestaba era “yo no”.
   Llegaron al final del pasillo. La puerta se abrió, y ambos entraron en la habitación.


(P.G.P., 10 años)

viernes, 17 de junio de 2011

Va a ser igual

  
   Aún sin haber muerto, estoy falto de toda vida. Hundido en mi enfermedad, me siento en un rincón y empiezo a llover. Tomo mis piernas entre mis brazos y no paro de temblar. Pienso en cómo llegué hasta acá; no lo sé. El camino es siempre el mismo, sin embargo es inevitable. Sentado en un rincón miro mis pies, están lastimados. Y me duelen, todo me duele. Estoy descalzo. Desarmado. Busco en un bolsillo, no hay nada. Busco en otro, está agujereado, perdí el corazón. Levanto la mirada y me pesa, todo me pesa. Ya no llueve, creo, pero hay algo conmigo. Una sombra. Me envuelve. Ahora estoy en el hueco de un árbol. Me escondo. Tarde o temprano algo vendrá por mí, aunque no voy a ser capaz de seguirlo.

   Los pocos caminos que salen de acá no los alcanzo, pero los conozco. Me ves desde afuera, te reís. Tratás de arreglarme, pero no estoy roto. Soy la mentira que vive por vos, para que vos te escondas. Y no salgo. Me acostumbro, pero no es lo mismo. Enferma cada vez más. Y siempre hunde. Con o sin vos ya no alcanza. Podés venir y esto va a ser igual. Siempre va a ser igual.

   Creo que me levanto. Me duelen los pies y creo que me levanto. Dolor es progreso. Estoy descalzo, y duele, pero es progreso, porque estoy caminando. Sin tener con qué, la lucha es más grande, aún así peleo. Trato de juntar fuerzas y dar un paso. Un paso, otro más. De tanto en tanto quizá respire, no lo sé. Pero no llega, y ya no espero.

   Doy otro paso, y otro más. Respiro. Puede que salga, seguro que no. Acaso junte fuerzas, levante los brazos, cosa los bolsillos; pero todo será inútil. Acaso abra los ojos, vea una luz, y corra hacia ella; pero voy a caer más y más profundo. Acaso me gane el cansancio, y el vacío sea más grande. Acaso la sombra no me suelte, y ya no tengan que escucharme nunca más.

domingo, 8 de mayo de 2011

Asesíname


  "... you're gonna die. Try to understand what's happening to you."

   No saber bien qué decir, no saber más qué hacer, y de ahí hacia adelante. El veneno de gritar todo el dolor a la cara o dar un paso al costado y dejar que todo fluya. Razones, causas, argumentos, y las consecuencias de perder el Tiempo y el Alma a cambio de algo que nunca habrá de llegar. Vivir el miedo que se quiere imponer ante la posibilidad de perder un orden que no es tal, y el desaliento creado por el consabido sinsentido de ese terror infundado. Lavados de cerebro, desenfoques. Estar errado o que sea todo una locura. Esto debía construirse entre todos, o dinamitarse por completo. Caminar en el aire descalzo sobre un alambre de púas no dista mucho de hacer malabarismos con una mano, o de querer construir una Pirámide empezando por el ápice; por todo lo que sabemos, en algún punto es mayor el sufrimiento y la frustración por la tarea incompleta, que la promesa de satisfacción por la tarea cumplida.

   Que el fin justifique los medios es algo plausible de discusión o no, pero escapa a la posibilidad de armar juego cuando el que baraja no es uno. Felices, tristes, oscuros, iluminados, en paz o en pie de guerra, no nos van a hacer el fuego, somos la luz, somos el gas. Mentiras amables, veneno paciente, y caminar las calles con la frente en alto sabiendo que hay tanta mentira suelta. Y seguir la función, prestarse al juego. La vista fija en la meta por la meta misma y no por el gusto de estar en la carrera, hasta caer en la cuenta de estar golpeando un caballo muerto. Jugar en la vereda, tomarle el gusto, dudar de ello para repensar todo y volver a elegir ese camino por tener corazón. Lo de afuera siempre es mejor, no hacemos nunca nada bien. La intensión nunca es lo que vale, o no vale nunca nada, y la tristeza y desgano que las últimas dos frases generan cuando es sólo ese el tinte del discurso.

   Lamentamos enormemente el tiro por la culata, la pólvora mojada, otras yerbas. Hubiéramos dado más de lo que nos roban, créase o no. El Mar de los Tiempos limpiará las heridas con agua y con sal, y será la hora de empezar de nuevo (será casi la hora… viene siendo la hora). Tan bueno hacia un lado como malo hacia el otro. I, me, me, mine, y así por el estilo. Errores, aciertos, nosotros, ellos. Vos y tu crónica, ellos y su drama. Vos, esta vergüenza. Nosotros, esta desilusión.

domingo, 1 de mayo de 2011

(Des)Encuentro


   Hacía unos días la había vuelto a ver, y como siempre había vuelto a fracasar. Hacía mucho que no se acordaba de ella, y justo cuando pensaba que no la iba a volver a ver, la encontró ahí parada, más y más hermosa cada vez (se preguntó si alguna vez le había dicho cuánto le gustaba su sonrisa).

   Si bien una y mil veces había prometido, y se había prometido, decirle algo la próxima vez que la viera, siempre había vuelto a caer en eso de “ojos que no ven, corazón que no siente”, aunque nunca se había olvidado de ella; era por éso que cada vez que se veían se bloqueaba y no le salía palabra (y ella no sabía las ganas que él tenía de decirle que no quería hablar de las mismas cosas y que hubiera preferido hablar de ella, de él, o ésas cosas).

   Se dijo que si le hubiese pedido el teléfono no estaba seguro de que ella se lo hubiese dado. Se respondió que sí, seguro que sí, pero no se animaba a pedírselo, o sí, sí se animaba, el tema era que no le salía. Siempre se quedaba con la impresión de que ella estaba esperando que se lo pidiera. Ella le sonreía, se reía de las estupideces que él le decía, no lo ignoraba, pero él no acusaba recibo (quizá no en la superficie) y no hacía nada.

   Pensando en ella le pidió perdón. No era que lo estuviese buscando, pero un par de veces le habían dado ganas de meter la pata, más allá de que entre ellos, todavía, no había pasado nada. Se imaginó explicándole “pensarás que estoy enfermo, medio loco, o que nunca entendí nada, y algo de razón tenés. Me enfermo cuando te veo, y no entiendo nada, lo cual me pone como loco”.

   Mientras recordaba todo eso decidió que iba a hacer una caza exhaustiva de su persona, por así decirlo. Ya se había cansado de querer morirse después de que ella se iba o él se iba sin que ninguno de los dos hubiera hecho o dicho nada. Por éso fue que desde entonces puso en marcha el rastreo. La va a encontrar. La tiene que encontrar. Así es que cuando ella corra, que no lo haga tan rápido, cuando quiera desaparecer, que no se esconda... él la está buscando.

domingo, 27 de marzo de 2011

Ironía


   Ayer soñé que andaba en bicicleta, que me salía bien, que sabía hacerlo. Alguien me veía y me pedía que le enseñara. Me decía “Yo no sé andar como vos, pero tengo ganas de aprender. ¿Me enseñás?”, y entonces yo empezaba a hacerlo. Comenzaba por explicarle cómo se hacía. Después yo miraba acompañando de cerca cada movimiento, evitando cada posible caída, riendo, pero apoyando cada pequeño aprendizaje. Pasaban los tiempos y se acostumbraba a mi apoyo, yo cansado pensaba  “Si no quiere aprender, ¿para qué le enseño?”. Finalmente me decía “Tu enseñanza ya no me sirve”, entonces desperté. Hoy cree andar mejor que yo. Yo ya no le enseño, ni me pide mi bicicleta. Le sacó las rueditas a la suya, y ya no necesita mi ayuda. Yo pedaleo como puedo, y dos por tres se me pinchan las ruedas.

viernes, 18 de marzo de 2011

Irremediable


- Una vez hice de bebé en un unitario de Alejandro Doria. Me puse tanto a llorar que me echaron -

   Llévenme lejos de este lugar, tengo que irme. Hay tanto smog y tanto ruido que me asfixian. ¡Cállense! Necesito un poco de paz interior; ¿son capaces de entenderlo? Ustedes jamás tendrán tiempo para mí, lo que no me molesta (pero es una ofensa angustiante). Aún así, esa postura ha sido confortable para cada uno de nosotros. Hasta el día de hoy, nada de lo que he visto en ese caleidoscopio que llaman vida pudo asombrarme. Soy un artilugio incoherente, nadie me necesita aquí. Ayuda. Sin embargo, no hay mejor duda que tener una certeza para saber equivocarse. Y me equivoqué, tenía la certeza de no volver a tener nunca más una duda; y me equivoqué. Así nomás, como la oportunidad irrepetible que te robaron. Por más que tus amigos no te abandonen y tu familia siempre esté ahí, al final siempre vas a estar solo: irremediablemente. No podré jactarme jamás de haber sido un As de corazones, ni de ser un ícono sobre mis aleatorios contemporáneos. Me siento un adulto en el cuerpo de un adolescente, pero con un niño vulnerable por dentro.

martes, 8 de marzo de 2011

Realidades


   ¿Qué es nuevo y qué no lo es? Lo que creen sabido podría bien no ser así, no ser real. ¿Han pensado alguna vez que aquello que supieron real no sea tal? Quizá algunos vean lo llamado real como algo cierto, algo dado por voluntad divina (sea lo que éso fuere) o por artilugio de algún otro orden natural del cual escapamos a comprender. Pero aún cuando el hombre, como ser pensante, tiende a buscar cualquier tipo de explicación “racional” al mundo que lo rodea, yo me voy a permitir disentir para afirmar que hay tantas realidades como personas tiene el mundo.

   Si bien no se puede negar que existe, en alguna forma, algo que se podría denominar Realidad, tampoco podemos negar que ésta es definida como un conjunto de fenómenos perceptibles, palpables y, en algunos casos, hasta imperceptibles al ojo humano, y es aquí amigos donde me tomo la libertad de discrepar.

   Si la Realidad es lo que se puede percibir, lo que se puede ver, sería cuestión de lógica (palabra que, aunque aquí sea de gran ayuda para demostrar mi punto, me causó muchos problemas hasta que se nos deshizo en la boca) aseverar que existen tantas realidades como ojos que las perciban en el mundo. Una prueba de ésto es el hecho de que si un evento dado, pongamos por caso, una salida de Sábado por la noche, nos reúne a todos nosotros como sus participantes, al momento de ser consultados acerca del desarrollo de dicho evento, todos habremos de contar una historia diferente; o al menos distinta desde el punto de vista de algunos detalles de índole ideológica personal.

   Aún cuando todos somos, día a día, testigos de una verdad que nos rodea, cada uno tendrá una percepción distinta de ella de acuerdo con lo que sienta, piense, o desee que esa verdad sea. De este modo, si cada persona tiene, por diferentes motivos, una percepción distinta de lo so-llamado Realidad, y si la Realidad se define como un fenómeno perceptible, indefectiblemente concluimos que existen tantas realidades como personas tiene el mundo.

   Es así mis queridos seguidores, que debemos hacer que nuestras realidades se crucen de cualquier manera posible, buena o mala, propicia o inoportuna, sin especular con los resultados que ésto conlleve, o las secuelas que deje en nosotros el hecho de rescatar lo mejor de cada realidad que se presenta y nos presentan, para formarnos una verdad un tanto menos egoísta, más abierta, y mucho más llena de contenido que aquella que vemos corromper la vereda de enfrente.


sábado, 5 de marzo de 2011

Injusticia literaria

   Todo se reduce a escuchar. Ella vomita su ruido, pero todo es en vano, no hay a dónde escapar. ¿Sabrá que la estoy odiando mientras hace lo suyo? No lo creo. Sin embargo me mira, me mira a mí. Se sabe, eso sí, falta de mi atención (de éso no hay duda) y parece no importarle. Que insípida.
   Todavía.
   Esta caja no se abre, no lo hace. Falta, falta mucho. Me aburro. Yo me aburro, ¿y vos? El aburrimiento es un cáncer que nos come, no para. Claro, vos porque sos mujer; y no creas que no jode.
   Ésto da vueltas. Hace rato que da vueltas. Da miles de vueltas, pero ya no importa. Nunca importa, porque ya me fui.

jueves, 17 de febrero de 2011

¿ Podrán juntarse alguna vez ?


   ¿Podrán juntarse alguna vez? Tan distintos son como aparentan, o es sólo una ilusión, un deseo? Deseo que al mismo tiempo quiere mantenerlos distantes; equidistantes. Así es como están con respecto a mí, que soy quien hace las veces de mediador entre las líneas de fuego. Los sentimientos se disparan por dentro como voces que pretenden guiarme hacia un horizonte un tanto inaccesible, aunque ideal; o ideales, porque son dos.

   Alguna vez escuché decir que con el número dos nace la pena, ese sentimiento tan abundante en un constante campo de batalla y tan parecido a un coma del cual nada podría sacarnos, excepto eso que esperamos. Eso que uno quiere, otro necesita, y un tercero siempre ansía encontrar para dar fin a tantas necias peleas que hunden su mundo en un infierno de hielo.

   Hielo que logran derretir unos tantos destellos de belleza que rondan por la vida. Quién pudiera encontrar la forma de hacerlos brillar hacia uno? Si con sólo un poco de esos bastara para matar el frío. Seria fácil entonces abrir la puerta y dejarlos entrar. Tan cerca y sin embargo tan lejos.

   Quizá así sea como deban estar, como en un escaparate, inalcanzables para quienes los anhelan y deben conformarse sólo con lo que logran comprar. Comprar, pagar el precio. Nadie puede negar que siempre habremos de pagar un precio. Será esa su voluntad?

   Existe, acaso, alguien cuyas voluntades rigen a todos?. En algún rincón de este vasto universo del cual soy dios, supongo que creo que sí. De lo único que diría estar seguro es de su heredero. Aquel a quien enseñó e hizo enseñar quien era él. Todos deberíamos tener uno; alguien que entienda y haga entender lo que somos y lo que merecemos. Tan cerca y sin embargo tan lejos. Habrá él pagado un precio? Quizá lo sepamos algún día. No obstante, algo ha de ser verdad, él no tiene tantos problemas en su mundo como yo en los míos.

   O mío? Puede ser que sea uno y todo sea consecuencia de los soles y de que cara destellen. En un polo un infierno de hielo, en el otro un glaciar de fuego.

   Eventualmente se irán acercando estos mundos a un Sol. O por el contrario, será el Sol quien de una vez por todas, y ya falto de ese miedo que infunden las frías miradas se digne a acercarse a estos mundos. Así finalmente, habrán de ser todos los hielos derretidos, todos los fuegos templados, todas las distancias acortadas, y todos los precios pagados... o no.

domingo, 13 de febrero de 2011

Un día habrán de morir


   Cuando lo que nos rodea no sea lo que se espera, y no alcance para contentarnos. Cuando lo que nos rodea sea tanto que ya no aguantemos los gritos, ni las voces en la cabeza. Cuando la cabeza, cansada de tanto óxido de pensamiento repetido, estalle en mil pedazos. Cuando el corazón se detenga a pensar por qué fue que perdió lo que nunca tuvo, y cómo es que lo que se va nunca vuelve, llegará el día en que todo esto sea sólo un mal recuerdo. Vendrá el día en que todo lo que nos pasa sea como debe ser, y no de otra forma. Llegará el día en que los miedos ya no enfríen todo. Y sólo entonces aprenderemos que no todo duele tanto como parece, y que esos miedos no existen y no son más que fantasmas, y que, con sólo empezar a pisar sábanas, un día habrán de morir.

Quién se la toca a quién...?


   Tal y como reza el Perfil, este lugar será, para quienes lo quieran, una forma de encontrar entre todos el rumbo que persiguen algunas de las cosas que echaron a rodar en los últimos - y por qué no primeros - tiempos. Quienes quieran participar aportando datos, elaborando teorías, o dejando algún humilde y desinteresado comentario (comentarios interesados son los que sobran), están más que invitados. Los logros y progresos alcanzados, si es que los hay, serán oportunamente publicados aquí... salvo que no convenga.
Desde ya, muchas gracias.