domingo, 27 de marzo de 2011

Ironía


   Ayer soñé que andaba en bicicleta, que me salía bien, que sabía hacerlo. Alguien me veía y me pedía que le enseñara. Me decía “Yo no sé andar como vos, pero tengo ganas de aprender. ¿Me enseñás?”, y entonces yo empezaba a hacerlo. Comenzaba por explicarle cómo se hacía. Después yo miraba acompañando de cerca cada movimiento, evitando cada posible caída, riendo, pero apoyando cada pequeño aprendizaje. Pasaban los tiempos y se acostumbraba a mi apoyo, yo cansado pensaba  “Si no quiere aprender, ¿para qué le enseño?”. Finalmente me decía “Tu enseñanza ya no me sirve”, entonces desperté. Hoy cree andar mejor que yo. Yo ya no le enseño, ni me pide mi bicicleta. Le sacó las rueditas a la suya, y ya no necesita mi ayuda. Yo pedaleo como puedo, y dos por tres se me pinchan las ruedas.

viernes, 18 de marzo de 2011

Irremediable


- Una vez hice de bebé en un unitario de Alejandro Doria. Me puse tanto a llorar que me echaron -

   Llévenme lejos de este lugar, tengo que irme. Hay tanto smog y tanto ruido que me asfixian. ¡Cállense! Necesito un poco de paz interior; ¿son capaces de entenderlo? Ustedes jamás tendrán tiempo para mí, lo que no me molesta (pero es una ofensa angustiante). Aún así, esa postura ha sido confortable para cada uno de nosotros. Hasta el día de hoy, nada de lo que he visto en ese caleidoscopio que llaman vida pudo asombrarme. Soy un artilugio incoherente, nadie me necesita aquí. Ayuda. Sin embargo, no hay mejor duda que tener una certeza para saber equivocarse. Y me equivoqué, tenía la certeza de no volver a tener nunca más una duda; y me equivoqué. Así nomás, como la oportunidad irrepetible que te robaron. Por más que tus amigos no te abandonen y tu familia siempre esté ahí, al final siempre vas a estar solo: irremediablemente. No podré jactarme jamás de haber sido un As de corazones, ni de ser un ícono sobre mis aleatorios contemporáneos. Me siento un adulto en el cuerpo de un adolescente, pero con un niño vulnerable por dentro.

martes, 8 de marzo de 2011

Realidades


   ¿Qué es nuevo y qué no lo es? Lo que creen sabido podría bien no ser así, no ser real. ¿Han pensado alguna vez que aquello que supieron real no sea tal? Quizá algunos vean lo llamado real como algo cierto, algo dado por voluntad divina (sea lo que éso fuere) o por artilugio de algún otro orden natural del cual escapamos a comprender. Pero aún cuando el hombre, como ser pensante, tiende a buscar cualquier tipo de explicación “racional” al mundo que lo rodea, yo me voy a permitir disentir para afirmar que hay tantas realidades como personas tiene el mundo.

   Si bien no se puede negar que existe, en alguna forma, algo que se podría denominar Realidad, tampoco podemos negar que ésta es definida como un conjunto de fenómenos perceptibles, palpables y, en algunos casos, hasta imperceptibles al ojo humano, y es aquí amigos donde me tomo la libertad de discrepar.

   Si la Realidad es lo que se puede percibir, lo que se puede ver, sería cuestión de lógica (palabra que, aunque aquí sea de gran ayuda para demostrar mi punto, me causó muchos problemas hasta que se nos deshizo en la boca) aseverar que existen tantas realidades como ojos que las perciban en el mundo. Una prueba de ésto es el hecho de que si un evento dado, pongamos por caso, una salida de Sábado por la noche, nos reúne a todos nosotros como sus participantes, al momento de ser consultados acerca del desarrollo de dicho evento, todos habremos de contar una historia diferente; o al menos distinta desde el punto de vista de algunos detalles de índole ideológica personal.

   Aún cuando todos somos, día a día, testigos de una verdad que nos rodea, cada uno tendrá una percepción distinta de ella de acuerdo con lo que sienta, piense, o desee que esa verdad sea. De este modo, si cada persona tiene, por diferentes motivos, una percepción distinta de lo so-llamado Realidad, y si la Realidad se define como un fenómeno perceptible, indefectiblemente concluimos que existen tantas realidades como personas tiene el mundo.

   Es así mis queridos seguidores, que debemos hacer que nuestras realidades se crucen de cualquier manera posible, buena o mala, propicia o inoportuna, sin especular con los resultados que ésto conlleve, o las secuelas que deje en nosotros el hecho de rescatar lo mejor de cada realidad que se presenta y nos presentan, para formarnos una verdad un tanto menos egoísta, más abierta, y mucho más llena de contenido que aquella que vemos corromper la vereda de enfrente.


sábado, 5 de marzo de 2011

Injusticia literaria

   Todo se reduce a escuchar. Ella vomita su ruido, pero todo es en vano, no hay a dónde escapar. ¿Sabrá que la estoy odiando mientras hace lo suyo? No lo creo. Sin embargo me mira, me mira a mí. Se sabe, eso sí, falta de mi atención (de éso no hay duda) y parece no importarle. Que insípida.
   Todavía.
   Esta caja no se abre, no lo hace. Falta, falta mucho. Me aburro. Yo me aburro, ¿y vos? El aburrimiento es un cáncer que nos come, no para. Claro, vos porque sos mujer; y no creas que no jode.
   Ésto da vueltas. Hace rato que da vueltas. Da miles de vueltas, pero ya no importa. Nunca importa, porque ya me fui.