sábado, 5 de marzo de 2011

Injusticia literaria

   Todo se reduce a escuchar. Ella vomita su ruido, pero todo es en vano, no hay a dónde escapar. ¿Sabrá que la estoy odiando mientras hace lo suyo? No lo creo. Sin embargo me mira, me mira a mí. Se sabe, eso sí, falta de mi atención (de éso no hay duda) y parece no importarle. Que insípida.
   Todavía.
   Esta caja no se abre, no lo hace. Falta, falta mucho. Me aburro. Yo me aburro, ¿y vos? El aburrimiento es un cáncer que nos come, no para. Claro, vos porque sos mujer; y no creas que no jode.
   Ésto da vueltas. Hace rato que da vueltas. Da miles de vueltas, pero ya no importa. Nunca importa, porque ya me fui.

No hay comentarios: