domingo, 8 de mayo de 2011

Asesíname


  "... you're gonna die. Try to understand what's happening to you."

   No saber bien qué decir, no saber más qué hacer, y de ahí hacia adelante. El veneno de gritar todo el dolor a la cara o dar un paso al costado y dejar que todo fluya. Razones, causas, argumentos, y las consecuencias de perder el Tiempo y el Alma a cambio de algo que nunca habrá de llegar. Vivir el miedo que se quiere imponer ante la posibilidad de perder un orden que no es tal, y el desaliento creado por el consabido sinsentido de ese terror infundado. Lavados de cerebro, desenfoques. Estar errado o que sea todo una locura. Esto debía construirse entre todos, o dinamitarse por completo. Caminar en el aire descalzo sobre un alambre de púas no dista mucho de hacer malabarismos con una mano, o de querer construir una Pirámide empezando por el ápice; por todo lo que sabemos, en algún punto es mayor el sufrimiento y la frustración por la tarea incompleta, que la promesa de satisfacción por la tarea cumplida.

   Que el fin justifique los medios es algo plausible de discusión o no, pero escapa a la posibilidad de armar juego cuando el que baraja no es uno. Felices, tristes, oscuros, iluminados, en paz o en pie de guerra, no nos van a hacer el fuego, somos la luz, somos el gas. Mentiras amables, veneno paciente, y caminar las calles con la frente en alto sabiendo que hay tanta mentira suelta. Y seguir la función, prestarse al juego. La vista fija en la meta por la meta misma y no por el gusto de estar en la carrera, hasta caer en la cuenta de estar golpeando un caballo muerto. Jugar en la vereda, tomarle el gusto, dudar de ello para repensar todo y volver a elegir ese camino por tener corazón. Lo de afuera siempre es mejor, no hacemos nunca nada bien. La intensión nunca es lo que vale, o no vale nunca nada, y la tristeza y desgano que las últimas dos frases generan cuando es sólo ese el tinte del discurso.

   Lamentamos enormemente el tiro por la culata, la pólvora mojada, otras yerbas. Hubiéramos dado más de lo que nos roban, créase o no. El Mar de los Tiempos limpiará las heridas con agua y con sal, y será la hora de empezar de nuevo (será casi la hora… viene siendo la hora). Tan bueno hacia un lado como malo hacia el otro. I, me, me, mine, y así por el estilo. Errores, aciertos, nosotros, ellos. Vos y tu crónica, ellos y su drama. Vos, esta vergüenza. Nosotros, esta desilusión.

domingo, 1 de mayo de 2011

(Des)Encuentro


   Hacía unos días la había vuelto a ver, y como siempre había vuelto a fracasar. Hacía mucho que no se acordaba de ella, y justo cuando pensaba que no la iba a volver a ver, la encontró ahí parada, más y más hermosa cada vez (se preguntó si alguna vez le había dicho cuánto le gustaba su sonrisa).

   Si bien una y mil veces había prometido, y se había prometido, decirle algo la próxima vez que la viera, siempre había vuelto a caer en eso de “ojos que no ven, corazón que no siente”, aunque nunca se había olvidado de ella; era por éso que cada vez que se veían se bloqueaba y no le salía palabra (y ella no sabía las ganas que él tenía de decirle que no quería hablar de las mismas cosas y que hubiera preferido hablar de ella, de él, o ésas cosas).

   Se dijo que si le hubiese pedido el teléfono no estaba seguro de que ella se lo hubiese dado. Se respondió que sí, seguro que sí, pero no se animaba a pedírselo, o sí, sí se animaba, el tema era que no le salía. Siempre se quedaba con la impresión de que ella estaba esperando que se lo pidiera. Ella le sonreía, se reía de las estupideces que él le decía, no lo ignoraba, pero él no acusaba recibo (quizá no en la superficie) y no hacía nada.

   Pensando en ella le pidió perdón. No era que lo estuviese buscando, pero un par de veces le habían dado ganas de meter la pata, más allá de que entre ellos, todavía, no había pasado nada. Se imaginó explicándole “pensarás que estoy enfermo, medio loco, o que nunca entendí nada, y algo de razón tenés. Me enfermo cuando te veo, y no entiendo nada, lo cual me pone como loco”.

   Mientras recordaba todo eso decidió que iba a hacer una caza exhaustiva de su persona, por así decirlo. Ya se había cansado de querer morirse después de que ella se iba o él se iba sin que ninguno de los dos hubiera hecho o dicho nada. Por éso fue que desde entonces puso en marcha el rastreo. La va a encontrar. La tiene que encontrar. Así es que cuando ella corra, que no lo haga tan rápido, cuando quiera desaparecer, que no se esconda... él la está buscando.