viernes, 17 de junio de 2011

Va a ser igual

  
   Aún sin haber muerto, estoy falto de toda vida. Hundido en mi enfermedad, me siento en un rincón y empiezo a llover. Tomo mis piernas entre mis brazos y no paro de temblar. Pienso en cómo llegué hasta acá; no lo sé. El camino es siempre el mismo, sin embargo es inevitable. Sentado en un rincón miro mis pies, están lastimados. Y me duelen, todo me duele. Estoy descalzo. Desarmado. Busco en un bolsillo, no hay nada. Busco en otro, está agujereado, perdí el corazón. Levanto la mirada y me pesa, todo me pesa. Ya no llueve, creo, pero hay algo conmigo. Una sombra. Me envuelve. Ahora estoy en el hueco de un árbol. Me escondo. Tarde o temprano algo vendrá por mí, aunque no voy a ser capaz de seguirlo.

   Los pocos caminos que salen de acá no los alcanzo, pero los conozco. Me ves desde afuera, te reís. Tratás de arreglarme, pero no estoy roto. Soy la mentira que vive por vos, para que vos te escondas. Y no salgo. Me acostumbro, pero no es lo mismo. Enferma cada vez más. Y siempre hunde. Con o sin vos ya no alcanza. Podés venir y esto va a ser igual. Siempre va a ser igual.

   Creo que me levanto. Me duelen los pies y creo que me levanto. Dolor es progreso. Estoy descalzo, y duele, pero es progreso, porque estoy caminando. Sin tener con qué, la lucha es más grande, aún así peleo. Trato de juntar fuerzas y dar un paso. Un paso, otro más. De tanto en tanto quizá respire, no lo sé. Pero no llega, y ya no espero.

   Doy otro paso, y otro más. Respiro. Puede que salga, seguro que no. Acaso junte fuerzas, levante los brazos, cosa los bolsillos; pero todo será inútil. Acaso abra los ojos, vea una luz, y corra hacia ella; pero voy a caer más y más profundo. Acaso me gane el cansancio, y el vacío sea más grande. Acaso la sombra no me suelte, y ya no tengan que escucharme nunca más.