domingo, 2 de octubre de 2011

El Bosque detrás del Árbol

  
   Andabas, sin pensar. No previendo, y andabas. Cuando menos lo esperabas te viste acorralado. Cercado por tus dudas y tus miedos, te viste de repente en un rincón, y nadie te sacaba. Hacía frío, estabas solo. Se acercaron y te preguntaron, y ya no teniendo a dónde correr, dijiste. Y no era, eso no era. Respondiste, como querían, pero no era lo que esperaban escuchar. Fue todo en vano, confuso. Te escuchaste hablar y del otro lado sólo encontraste silencio, un vacío, un antirruido. La no-respuesta fue peor que un castigo, cualquier pena hubiera sido mejor que la que te dictaban, pero ya no hubo salida, no hubo por dónde. Y la nada dolió. Ese estado nulo de consciencia que te mostraron te jodió tanto que dudaste de los propósitos de tu gesta, pero era tarde, siempre es tarde. Terminaste por no saber cuán caro había salido ser valiente, y no entendiste nada. Fuiste el bosque detrás del árbol, fuiste las respuestas que no pronunciaron. Todo era tocar fondo para volver a salir, pero el precio de volver a tomar impulso fue quedar empantanado. Ya no va a haber nadie que lave el barro, ni aún la lluvia. El manto de piedad que tiraron sobre vos te cubrió y ya no viste nada. Olvidaron a lo que habías venido y te sacaron a la fuerza del camino. Te invitaron a retirarte del tema a fuerza de silencios incómodos y risas nerviosas, y quisiste no haber dicho nada, pero había que hacerlo.

   El futuro, en todo su esplendor, se muestra incierto, en lo más crudo de la palabra. Quedaste del otro lado del asunto y enfrente terminarán por levantar una pared que no te va a dejar ver; no vas a saber qué es lo que pasa, ya no más. El exilio es lo que se presenta como más factible, y está bien, debe estar bien. Cuando las crónicas recuerden los hechos de ese día, vas a ser el primero en querer ganarle al olvido, y vas a dar batalla para que recuerden de qué se trata todo; porque de éso se trata todo. En el final de los días, tu rival va a pretender que nada pasó, aunque va a saber que no fue así. Querrá firmar la paz, pero vos no vas a fumar esa pipa. Y vas a volver a la carga, siempre con tu carga. Y vas a entrar en su casa, en esa casa, aunque sea por un rato, aunque más no sea para saltar definitivamente por su ventana.


4 comentarios:

Little Miss Psycho dijo...

Simplemente, increíble. No te das una idea de lo que te admiro. Gracias.

MFK dijo...

Simplemente, gracias. Más gratamente se recibe viniendo de Ud., sabe que la admiración es mutua. Contento de que haya gustado.
Gracias (siempre) por pasar.

Tango D. dijo...

Impresionante. Conmovedor.

MFK dijo...

Amigo, el gusto de verlo siempre por acá. Se agradecen los adjetivos (mucho pase para tan poco pecho que lo recibe).
Sabe que esta es su casa, se lo espera cuando guste pasar.
Abrazo.