domingo, 13 de febrero de 2011

Un día habrán de morir


   Cuando lo que nos rodea no sea lo que se espera, y no alcance para contentarnos. Cuando lo que nos rodea sea tanto que ya no aguantemos los gritos, ni las voces en la cabeza. Cuando la cabeza, cansada de tanto óxido de pensamiento repetido, estalle en mil pedazos. Cuando el corazón se detenga a pensar por qué fue que perdió lo que nunca tuvo, y cómo es que lo que se va nunca vuelve, llegará el día en que todo esto sea sólo un mal recuerdo. Vendrá el día en que todo lo que nos pasa sea como debe ser, y no de otra forma. Llegará el día en que los miedos ya no enfríen todo. Y sólo entonces aprenderemos que no todo duele tanto como parece, y que esos miedos no existen y no son más que fantasmas, y que, con sólo empezar a pisar sábanas, un día habrán de morir.

3 comentarios:

Tango D. dijo...

Probablemente los absurdos comentarios que aquí haga sean más humildes que desinteresados. Saludo emotivamente la creación de espacios de expresión como este (los disfruto mucho). En especial, teniendo en cuenta quién es el arquitecto de este corredor. O será que con lo de "corredor" se refiere una sustantivadjetivación del autor de este portal? Como esos corredores que se ponen un gorrito, un par de guantes y, fusta en mano, intentan cruzar el disco (tarde o temprano), mandándose por los palos, por afuera o a como dé lugar. En tal caso, "adelante y suerte". En eso estamos. Abrazo grande.

Tango D. dijo...

Por lo demás, muy interesante reflexión. A veces, sólo nos atrevemos a patear algunos miedos hacia adelante. Pero cuando definitivamente nos animamos a desintegrar esos fantasmas, sucede como una explosión interna que nos aproxima un poco con lo esencial. No es lo más fácil, pero no es imposible.

MFK dijo...

"Sustantivadjetivación", qué hermosa palabra, trae el perfume de lo que en otro texto fue "rajatabla". Creo no haberlo pensado así (digo por lo del Corredor), aunque en algún rincón del subconsciente exista esa gran posibilidad. Sabido es que quien escribe, también algunos de los que leen, tiene el disco entre ceja y ceja, cual galgo que sigue a la inalcanzable liebre. Con suerte o maña, esperemos curzar dicho disco en algún momento, sea ya con estilo y varios cuerpos de ventaja o simplemente cruzar, aunque eso nos ponga en las manos el divino problema de empezar a pensar "... y ahora qué ?".

Siempre más que agradecido.